#48

Tú no eres amor, tú eres atracción.
Sí, como esa que tiene la luna hacia la tierra. Orbitas a mi alrededor en todo momento, ¿realmente quiero eso? Quizás no. Y esa puede que sea la respuesta más coherente, pero me gusta que estés aquí, en mi cabeza.

Me gusta imaginar esas noches en las que tú me tocas y yo me quedo con tu puto aroma. Aroma también imaginado. Y huele a locura y sexo. Me gusta darme la vuelta en esta cama tan grande e imaginarme que ahí estás tú, esperando que me ponga encima. Imaginar que cierras los ojos, que suspiras. Notar tu aliento en mi cuello revolviendo hasta la parte más olvidada de mi cuerpo.

Acabas dentro de mí y te miro con amor y lujuria mientras me aprietas...

Y yo me despierto con una mano entre las bragas. Miro a un lado, no estás. Las lágrimas llegan a mis ojos, puta desesperación, ¿por qué juegas conmigo?

Entonces cierro los ojos de nuevo. Espero a dormirme. Me cuesta, pero yo lo vuelvo a intentar hasta que vuelvo con Morfeo.

Y ahí estás otra vez, sonriendo. Esperándome. Me susurras un "¿por qué? ¿por qué lo haces?". No sé qué contestarte, todo me da vueltas. Tus palabras me taladran la cabeza y solo soy capaz de pensar "no es culpa mía, yo necesito más. Sí, él me da amor, sé que me quiere, pero yo solo quiero llorar".

Apriétame más, quiero olvidar. No quiero llorar mientras escribo. Mientras sueño. Despiertame, dime qué tengo que hacer. Rompe trocitos de papel y guíame, porque yo sola no puedo con todo esto. Yo te quiero, te quiero... pero algunos momentos se acercan más a ciertos infiernos.

Y tú, súbeme hasta el cielo con las poesías. Con rimas que me ayuden a creer que merezco más de verdad. Cuéntame qué es lo que quieres. Guíame también por tus caminos, descubrete para mí.