Quizás es por estar ahora mismo a una distancia más que suficiente como para echarte mucho de menos, pero tengo ganas de que me regales placer. Ese placer con el que consigues que me derrita, que chille, que muerda, que blasfeme a todo volúmen.
Quiero que me tires del pelo, que disfrutes conmigo. Eso es hacerme tuya. Agárrarme de las caderas y márcame el rítmo. Que me duelan las marcas de tus manos en mi blanca piel. Dejar ese recuerdo en mí, para que jamás te olvide. Quiero mojarte con mi interior, que no dejes que disfrute hasta el final, que lo cortes y vuelvas a empezar. Que las sábanas suden, que se ahoguen, que las ahogues conmigo. Quiero sentir esos pellizcos llenos de lascivia. Quiero que bajes, me da igual si es rápido o lentamente mientras recorres todo mi abdomen. Y quiero que cuando bajes, me hagas tocar las estrellas. No, tocarlas no. Arrancarlas del firmamento. Notar tu lengua paseando por mi bajo vientre. Notar tus dientes dando pequeños mordiscos. Quiero saber que tu barbilla se moja con mis flujos. Quiero sentirte.
Y quiero sentirte dentro, pero no solo abajo. Quiero sentirte y que sientas. Quiero estar debajo y acabar arriba. O a nivel de tu ombligo para deleitarme con esa figura que poco a poco se alza hacia mí. Quiero agarrate del culo y adentrarla. Que roce mi campanilla y tú la sientas. Que tiembles sintiendo mi húmeda lengua recorrer círculos en esa figura que a cada momento es más estable. Quiero vengarme de mi anterior espera del orgasmo, notar ese instante en el que sé que no puedes más y parar. Mirarte a los ojos mientras trabajo, mientras te muerdo, mientras hago girar ese músculo sin hueso. Saborear esa gota de placer que sale precediendo a ese río de vida. Porque me hace feliz notar que sientes placer.
Estámpame contra la pared, ahógame con tu olor, susúrrame al oído que me quieres follar, que quieres hacerme sentir la mujer más afortunada del mundo. Y córrete. Córrete conmigo. Mezcla lo tuyo con lo mío, lo mío con lo tuyo y cae rendido encima de mí. Respira mi sudor, saborealo. Salado manjar que reafirma lo que sentimos.
Fóllame.
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